La literatura epistolar siempre me ha fascinado por su arrebatadora sencillez: una carta que una persona escribe a otra. Asomarte a ese espacio mágico, a ese lugar seguro que es la intimidad entre dos. Sea o no ficción, es imposible no entrar. Pienso en Carta de una desconocida de Stefan Zweig, Cartas de amor de un sexagenario voluptuoso de Miguel Delib…
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