En Que nada cambie, aquella carta donde relato mi obsesiva tradición de repetir con Alberto (año tras año y de una manera que roza el trastorno obsesivo compulsivo) el mismo viaje en busca de exactamente las mismas sensaciones (en una espiral de nostalgia en vena) en realidad lo que trataba de explicar es que deberíamos ser más exigentes con lo nuevo. R…
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