La sensación que ayer se colaba en la carta íntima se hace ancha estas semanas con días cada vez más cortos. Menguan las horas de luz y también las ganas. Me refiero a la sensación de que todo va muy rápido, demasiado rápido, que nada se queda, que todo es volátil, que no da tiempo a reflexionar. Así es imposible descansar, claro. Pero es necesario hace…
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