Las olas vienen y van y uno las va navegando como buenamente puede. Eso es la vida y poco más, imposible saber qué vendrá —estéril detenerse en lo podría haber sido. Hace tan solo unos días, comiendo en mi restaurante favorito de París (Epicure) dibujábamos sobre una servilleta los que iban a ser los viajes de esta primavera, este verano, este otoño. Ya…
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