Algunos días, cuando termino una reunión, paso por su despacho. Un gran ventanal acristalado tras el que se intuye la dársena interior de La Marina, preñada de foques y velas mayores. Suele estar solo, mira el móvil, ¿qué estará pensando? Algunos días, cuando la mar está en calma, toco en su puerta y entro, hablamos un rato, nos sentamos en torno a una mesa blanca, creo que es de Urquiola. Se llama Fernando, de un tiempo a esta parte lo noto cansado, creo que está en esa etapa de la vida (¿cuántos años tendrá, cincuenta y?) en la que comienza a hacerse las preguntas adecuadas. Intuyo que no cree en muchas cosas. Se lo digo —“Pareces cansado” —es que yo también estoy en esa edad: la de decir las cosas. Me lo confirma, lo acompaña con algo que me descoloca: “llevo demasiado tiempo en nodo sur, he de virar el rumbo hacia mi nodo norte”. Obviamente le exijo una explicación, ¿de qué narices me está hablando?
“Nodo norte es la persona, nodo sur es el personaje”. Parece ser que una amiga, Rosa Cortés, le dibujó su carta astral (“no creo mucho en estas cosas, pero…”), quizá le advirtió del desgaste que supone andar el camino equivocado, lo que cuesta virar el rumbo de una vida, la mía lo hizo hace exactamente diez años, cuando toqué fondo, cuando ya no había más lugares donde esconderme. Continúa: “El nodo norte es la humildad, la persona que te habita, la ausencia de ego”. Me calma su honestidad, creo que nunca hemos compartido un café, le pregunto cuál cree que es mi rumbo, no lo duda: “norte”. Yo no lo tengo tan claro. Lo dejo estar, hay un lienzo apoyado sobre la pared blanca, garabatos sobre el cristal, la luz de este abril bellísimo tiñe de gracia el Mediterráneo. Por la tarde, ya en casa, no puedo evitar husmear en torno a este saber nuevo, yo lo imagino como una carta náutica emocional, una ruta sagrada en busca de lo que somos. Los nodos son los puntos del cielo en los que se cruzan la luna y el sol. También se les conoce como “cabeza y cola de dragón”. Siempre son opuestos. En el saber astrológico, el nodo norte representa nuestro camino hacia el futuro, lo que estamos destinados a aprender (¿a ser?). Me recuerda aquella conversación con Alba Carballal: “mola mucho esa sensación de zahorí: es aquí”. Intuyo que tu zahorí interior ya conoce el camino hacia tu nodo norte. En realidad siempre lo supiste, pese a las zancadillas que nos ponemos: tu zahorí lo sabe.
El nodo sur es ese yo (un cascarón ajado) en el que llevas refugiado demasiado tiempo, el lugar que un día tendrás que dejar atrás para ser quien realmente eres. Le pregunto a ChatGPT: me pide hora, fecha y lugar de nacimiento. Mi nodo sur está asociado al control, el narcisismo, pensar desde el yo. Esa avidez, en realidad, me hace frágil. Mi nodo norte es el equilibrio, la escucha, el instinto, sentir desde el nosotros. Un roble. Lo telúrico, que no es más que lo que la tierra impone por su mera presencia. ¿Pero cómo llego hasta allí? Aterrizamos pronto en el aeropuerto de Fiumicino, hoy se celebra Hanami en el Festival del Verde e del Paesaggio, la floración del cerezo, sakura, entender que la vida es cambio. Caravaggio en el Palazzo Barberini. El café en San Eustachio es un salmo. Mientras Laura ilustra la piazza, comienzo una nueva nota, se titula “mi nodo norte”. Iré dejando ahí las pistas de lo que siento (porque se trata de sentir, no de pensar) que serán las coordenadas en mi travesía hacia la cabeza del dragón. Garabateo sin prisa con la Parker verde oliva que llevo siempre en mi bolsa de viaje, la libreta tiene las tapas gastadas, me gusta su textura. Nodo norte es ser de verdad, regar las plantas cuando ella no está, nosotros antes que yo. Dar en vez de tomar. Estar en calma. Creo que Fernando piensa que llega tarde a este cambio de rumbo pero no es cierto, la vida llega cuando tiene que llegar. Cada momento cobija todos los momentos. Es ahora.
Pues ya tienes un nuevo seguidor… Un tal Fernando, al que tú texto le ha hecho mucha ilusión… y ya está un poco menos cansado. Seguimos hacia Nodo Norte ❄️
Cada vez lo tengo más claro, la vida nos pone delante cada circunstancia y vivencia, en el momento que estamos preparados para vivirla. Nunca antes. Y ese, es el momento.
Interesante todo esto que cuentas hoy. Luego te releeré y tomaré notas. Buen finde.