No recuerdo en qué presentación de qué película o qué charla inane con a saber qué gurú (Dios mío, esto parece una crónica social de Umbral) se cruzó ante nuestras narices ese mensaje inoculado en el hueso tóxico del reconocimiento: “el halago debilita”.
De las pocas cosas que aprendí en el confinamiento. Lo que anima un mensaje de cariño. Desde entonces, no me avergüenzo en decirle a la gente lo mucho que la quiero y la admiro. Precioso!!!!
De las pocas cosas que aprendí en el confinamiento. Lo que anima un mensaje de cariño. Desde entonces, no me avergüenzo en decirle a la gente lo mucho que la quiero y la admiro. Precioso!!!!